HERMANOS AMADOS HACE TIEMPO RECIBÍ ESTE CORREO DE UN QUERIDO HERMANO JUAN CARLOS
Y AL REVISAR LOS QUE HE RECIBIDO A TRAVES DEL TIEMPO ME LO ENCONTRÉ Y QUISE
COMPARTIRLO.
Querid@ amig@:
Tanta porquería nos mandamos por éstos mails, con o sin intención; tanta
superficialidad de temas vanos, que por momentos, el hombre digno se rebela, y
busca altura en su pensamiento, busca el pensamiento puro, libre de prejuicios,
la esencia de las cosas, como el agua cristalina brota del manantial…
Es por esta razón que guardo en mis archivos estos pensamientos rescatados en
1975 del periódico La Voz del Interior, están firmados por Enrique Pascual, y se
refieren al Ser. Leerlos y comprenderlos a mí me hizo mucho bien. Te los envío,
querid@ amig@ con la mejor de las intenciones y con la esperanza que te sean
útiles. (Usemos la tecnología al servicio del bien).
EL SER
Descubrir la existencia del Ser es haber develado la razón de la existencia.
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El Ser se edifica con la fuerza vital creadora sustentada en la irreversible
vocación de muerte permanente que inflama a la acción de contenido trascendente.
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El Ser no tiene finitud, es como Dios, por ello, su descubrimiento es contínuo y
no admite la esclavitud de limitaciones dogmáticas.
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Querer definir el Ser es pretender atrapar con una modulación sonora o signal el
espíritu que aletea detrás de toda manifestación; es querer definir la belleza
del ave esclava, es querer revivir en el lienzo la plenitud del sentimiento.
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La progresividad del Ser es como la noche que se transforma en alba y se
convierte en luz; como la luna nueva que en su pasar se torna plena de luz
solar.
El Ser no se realiza en la ascética individualista, autónoma y pasajera, sino
que se integra en la participación que merece el hombre y su mundo al cual
pertenece.
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El corazón es el albergue natural de la integración del Ser; el punto de partida
y estación terminal de la acción multiplicadora que estructura el fruto de la
labor bienhechora.
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El Ser abarca, comprende, ama y eleva; el contagio de su presencia aclara,
fortifica, estimula y revela.
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La "liberación del Ser" se resuelve en la unidad; la unidad es el resultado de
un objetivo único; la liberación es el resultado de la renunciación.
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Las búsquedas personales propias del desarrollo positivo del hombre, no conducen
al Ser, aunque contribuyen a despejarlo; mas la reversión de la conquista, es el
paso necesario de una meta realista. Para Ser hay que dejar de ser.
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El Amor del Ser no es "otro" amor, causante –como todos- del mantenimiento de la
condición separada que genera la angustia del hombre actual. Aquél pertenece a
todos los hombres, pues todos se pertenecen; es un amor sin asombro que no
espera respuesta, que vence al tiempo y acepta.
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Cuando el hombre se ata a la creencia de sí, necesita ser receptor de la fe
ajena; pero "su creencia" no es sino la realidad de su ilusión: su propia
imagen. La "mismidad" del Ser no exige sustentaciones extrañas, es simple y
espontánea, pura y natural y no precisa conjeturas.
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Las aparentes formas antinómicas de expresión del Ser que surten los grandes
acueductos del pensamiento y acción humana, confluyen en un sola y única
dirección: la tesis se contradice en la antítesis para realizar la síntesis.
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Las vías de aproximación y desarrollo del Ser, por su inescrutabilidad, abren a
la problemática humana de variabilidad, todas las esclusas de admisión, con la
sola condición de su estable elevación.
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En la fuerza vital está implícito el poder de su manejo; su sabio uso forjará el
arquetipo, su necio disfruto la degradará. La exhortación imperativa del Gran
Patricio explicita esta verdad: "Serás lo que debes Ser o sino no serás nada".
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La exposición sobre el Ser no es en definitiva EL SER, sino sólo su
representación conformada por nuestra propia limitación.
¿Qué les pareció, [email=amig@s]amig@s[/email]? ¿Desean opinar?
Con afecto. JUANCA.
LO.
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