Mi primera comunicación de hoy, 28 de enero de 2012, hora: 7:46am, Venezuela. Es la núm 3 de 9. Buen provecho!.
ESCUELA MAGNETICO ESPIRITUAL DE LA COMUNA UNIVERSAL
SUB-CÁTEDRA “HERMANO ALAN KARDEC”
CARACAS – VENEZUELA
18 DE MARZO DE 1968
MÉDIUM: HERMANA MARTA
COMUNICANTE: ANA (Esposa de JOAQUIN el Viejo Pastor)
Videncia: La médium empezó diciendo: _ Ella se cubre la cabeza con un velo blanco. Viste como las antiguas israelitas. Parece que ella quiere hablarnos a nosotros en esta noche.
El hermano Director le dice: _ Vamos a recibirla en amor y en fraternidad.
El médium, cae en posesión y empieza diciéndonos.
Paz y fraternidad para vosotros y (para ti también hermana).
Quisiera en esta noche que dedicáis a Joaquín el Viejo Pastor, hablaros para haceros grato y para que filosoféis sobre lo que yo os pueda decir.
En aquellos viejos tiempos, en que mi amado esposo Joaquín y yo, formábamos matrimonio en la hermosa tierra de Jericó. Allí mi esposo no solamente cuidaba de las ovejas, sino que además cultivaba el jardín y cuidaba de los pavos reales. ¡Era hermosa nuestra tierra!, de toda aquella belleza de Jericó, poco ha quedado. Si vosotros fueseis a Jericó solo veríais tierras yermas, más en aquellos días, era una verdadera pradera florecida. Yo, tejía, hilaba las grandes mantas de antes para las vestiduras de nuestra familia, que si en espíritu era grande, en materia estábamos tan pocos!. En verdad tan triste, puesto que nuestro matrimonio no había sido bendecido con hijos, que son la alegría del matrimonio. Así la bondad de mi esposo atenuaba mis sufrimientos y con su amor, trataba de calmar el dolor que me producía no tener descendencia, puesto que como vosotros debéis saber, en las familias de Israel, cuando una mujer no ha concebido, es señalada por los demás. Así afligida disimulaba mi pena, para no atormentar a mi esposo, que su ternura me conmovía.
Pasaron los años y ya yo no pensé que aquel vientre viejo pudiese concebir y he aquí que una mañana, del viejo jardín que mi esposo cultivaba, salía de entre las rosas más rojas, la voz de una niña pequeña. Presté oído y pude saber que la niña hablaba de la fe y decía: _ Como puedes tú apenarte, si tú estás escogida para recibirme, por eso, si del jardín de las rosas nacía la voz de la que había de ser mi hija y que luego, vosotros habéis conocido como la Rosa de Jericó. ¡¡Bella fue la niña!!. Para alegrar una madre que más bien, debería de ser abuela. No podría jamás deciros a vosotros con palabras, lo que significó para mí la hermosa niña de Jericó, quién era tan radiante y llena de belleza, que a mí misma me sorprendía.
Cuando conversábamos las dos, hablaba como una persona mayor y hasta me causaba embeleso, pues hablaba de cosas tan extrañas que la envoltura de mi materia no podía comprender. Hablaba de las familias que en otro tiempo vinieron a este mundo, a traer progreso y bienestar. Cuantas veces preguntaba _ ¿Y por qué no me haces la historia de la familia, de nuestra familia?. Solía entonces recordar las historias de Zacarías y le contaba las historias del abuelo, más la rebelde niña contestaba: _ No son las historias de Zacarías las que yo quiero oír, son las historias de la familia de Aldebaran, son esas las que quiero que me cuentes. Y otras veces hablaba la chiquitina de historias terribles, de la desaparición de un hijo por sacrificio. Quería siempre yo quitar las ideas de la niña, más la rebelde niña no consentía y con la punta del pie solía dibujar figuras de maderas cruzadas, como las que se usaban para consumar la condenación de los ladrones. No podía entonces yo saber, que la niña era tan grande y que su progreso se perdía sobre las estrellas, que solíamos contemplar en las noches de Jericó. Solo su padre Joaquín solía comprenderla y llevar siempre la conversación, cuando hablaba de cataclismos, de mundos que desaparecían y de un niño que sería llamado el Hijo del Hombre, solía quedarse en embeleso para luego hablar de historias, historias que a mis años no podía comprender.
Hoy hacia recuerdo de estas cosas y acompañándoos a vosotros, sentía yo placer en contaros de la infancia de María, porque quizás no la encontréis en ninguno de los libros escritos hasta ahora y quería que vosotros que la habéis amado, que también vosotros supierais de la emoción de una madre y de la fe, la fe que esa niña puso en mi corazón de madre, madre vieja que no podía comprender la sutileza de aquel espíritu mayor. ¿No sé si estaréis con-tentos con lo que os he contado?.
Aquí el hermano Director le responde: _ Si hermana, nos sentirnos contentos y satisfechos, por lo que nos has revelado, que como tu bien dices, esas cosas no las encontramos en ninguno de los libros que actualmente tenemos a nuestro alcance y esto a su vez, nos servirá para que de esta comunicación tuya, hagamos fotocopias y las enviemos a todos los organismos de nuestra Escuela en la región venezolana, para que también nuestros hermanos sean partícipes de este hermoso regalo que tú nos haces a nosotros en esta noche.
La paz sea con vosotros y que vosotros recibáis las bendiciones de nu¬estro Padre y también las de mi esposo.
Buenas noches.
ANA, Esposa de Joaquín el Viejo Pastor.
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